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INFONAVIT: la solución de la vivienda, una carrera de fondo

Alejandro Serralde S.*

El INFONAVIT, organismo creado para contribuir a la resolución del problema habitacional del numeroso sector de los trabajadores, se encuentra desde su formación, en una carrera de fondo, si análogamente consideramos que la distancia por recorrer es enorme y que el esfuerzo dedicado debe ser uniforme y constante, a la vez que la mentalidad de éxito es impositiva. Según estimaciones hechas por fuentes estadísticas de confianza, para 1973, la población económicamente activa del país sumaba 14 millones de habitantes, que bien pudiera considerarse como el sector a quien el Instituto dirigirá sus esfuerzos.

Existe un país en el mundo que quiere resolver sus problemas con ideas propias, basadas en la realidad de su presente; o con ideas de otros, pero adaptadas a la necesidad de su medio, con una sola finalidad: lograr resultados justos para la gran comunidad. Este país, que ya ha resuelto muchos problemas mediante el planteamiento anterior, se ha lanzado hacia la solución de uno de los problemas más crudos de la humanidad: la vivienda. Cientos de millones de habitantes hay en el mundo con tan solo el resguardo de un techo de vegetales o de desecho, a expensas del capricho de los elementos. Pues bien, este país al cual todos bien conocemos, es México, quién después de una iniciativa dirigida por el Presidente de la República, Lic. Luis Echeverría Álvarez, en el año de 1971, logró el establecimiento del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda, según la publicación de la Ley del Instituto en el Diario Oficial de la Federación el 24 de Abril de 1972.

El INFONAVIT, organismo creado para contribuir a la resolución del problema habitacional del numeroso sector de los trabajadores, se encuentra desde tal fecha, en una carrera de fondo, si análogamente consideramos que la distancia por recorrer es enorme y que el esfuerzo dedicado debe ser uniforme y contante, a la vez que la mentalidad de éxito es impositiva. Según estimaciones estadísticas para 1973, la población económicamente activa del país sumaba 14,6 millones de habitantes, que en parte pudiera considerarse como el sector a quien el Instituto dirigirá sus esfuerzos.

La Ley del Instituto, conocida como Ley Echeverría, cubre con precisión todos los aspectos inherentes a la mecánica de trabajo y establecer claramente las disposiciones bajo las que ésta opera, encontrándose las siguientes características fundamentales:

  1. Se hace extensivo el derecho a que se les proporcione habitaciones a los trabajadores temporales y eventuales.
  2. Las aportaciones que hagan las empresas al Fondo Nacional de la Vivienda se destinará a la constitución de depósitos a favor de los trabajadores.
  3. Los trabajadores dispondrán de una aportación fija y permanente que las empresas harán a su favor y tendrán acceso a créditos que les serán otorgados por el organismo que las empresas harán a su favor y tendrán acceso a créditos que les serán otorgados por el organismo que administre los recursos del Fondo Nacional de la Vivienda.
  4. Proporciona los recursos necesarios para el financiamiento de habitaciones y constituye un fondo de ahorro para los trabajadores y sus beneficiarios.
  5. Los trabajadores podrán libremente aceptar, por créditos contraídos con el Fondo, descuentos que, en todo caso no podrán exceder del 20% del salario mínimo.
  6. Todos los patrones estarán obligados a proporcionar habitaciones a sus trabajadores, en los términos de la reforma constitucional, y esta obligación se cumplirá aportando al Fondo Nacional de la Vivienda un 5% del monto de los salarios ordinarios de los trabajadores a su servicio.
  7. Se exime a los patrones de la obligación de pagar las aportaciones respectivas por sus trabajadores domésticos.
  8. Se incorporarán el régimen previsto los deportistas profesionales y los trabajadores a domicilio, atendiendo a las condiciones especiales de estas actividades, según las modalidades que el Ejecutivo determine.
  9. Las empresas que, por lo limitado de su capital o de sus ingresos, ameriten un tratamiento especial, serán objeto de estudio particular por parte del Ejecutivo.
  10. Se practicarán revisiones totales o parciales de las resoluciones cuando a juicio del Ejecutivo, existan circunstancias que lo justifiquen a fin de no establecer estatus permanentes que no corresponderán al carácter dinámico de nuestra economía ni a los progresos que se pretenden alcanzar en los sistemas recaudatorios.
  11. Se fija un tope máximo para el pago de las contribuciones, que será el equivalente a 10 veces el salario mínimo general en la zona de que se trate.

Con todos estos elementos, el Instituto se convierte en un organismo cuya función primordial es la de canalizar eficientemente el fondo destinado a la vivienda, que por lo ambicioso del programa requiere de una coordinación extrema. El Lic. Juan Foncerrada, Coordinador Regional del Instituto, considera que en la actualidad se tiene un equipo de trabajo sólido, integrado por profesionistas jóvenes de muy diversas especialidades y que está trabajando desde los inicios del Instituto a su más alta eficiencia. Uno de los principales problemas enfrentados –afirma Foncerrada– es que al comienzo de su formación era tal la necesidad existente de viviendas, que fue necesario arrancar a todo vapor la construcción por medio de unos programas llamados de “emergencia”, aún sin haberse seguido los pasos lógicos que la planeación impone. Los resultados fueron satisfactorios en ese momento. Otro gran problema que hubo que sortear fue el de la escasez de materiales de construcción, así como las dificultades de distribución de los mismos. Fuera de estos, los problemas enfrentados han sido en su totalidad menores y de tipo natural en el nacimiento de un organismo de estas características.
El Instituto ha tenido una buena acogida ante el sector empresarial, no únicamente por ser aquél una institución de servicio social, sino porque es además un mecanismo de desarrollo económico, es un instrumento importante dentro de la política económica del país puesto que entre otras cosas genera empleos para mano de obra calificada y no calificada; es un instrumento de desarrollo regional, puesto que aprovecha los recursos humanos, los recursos técnicos y los recursos materiales de las distintas regiones del país y es un instrumento muy eficaz en la redistribución del ingreso que es uno de los problemas endémicos de la nación. Así pues, el Infonavit no es tan sólo una conquista del sector obrero, sino que es también un instrumento ágil y eficaz para promover el desarrollo industrial, económico y regional mediante la generación de empleos y demanda de materiales.
Como puede apreciarse, uno de los propósitos fundamentales del Instituto es el de contribuir al desarrollo de las diferentes regiones del país y de esta manera, donde es posible, se contratan constructoras locales, con ingeniería de proyectos y mano de obra locales, aprovechando desde luego los materiales de la localidad. Por el momento –continúa diciendo Foncerrada– se tienen registradas más de mil empresas constructoras, de las que un importante porcentaje corresponde a empresas regionales; además, en el 90% de los casos ha sido posible cumplir esta condición de aprovechamiento regional. Cuando no se puede obtener los recursos en el lugar, entonces se decide llevar los recursos más cercanos posibles.
Por otra parte, los vastos programas del Infonavit contribuyen al desarrollo tecnológico de nuevos materiales y técnicas para la construcción y así por ejemplo se tiene una zona de experimentación en El Rosario, Azcapotzalco en donde se están haciendo una serie de evaluaciones sobre prefabricaciones, materiales de tipo sintético, así como los distintos procesos constructivos.

Selección de derechohabientes

En la actualidad se tienen más de 3,000,000 de trabajadores debidamente inscritos en el Infonavit y con objeto de hacer una correcta selección de derechohabientes, se tiene un sistema de selección que consiste en dar una ponderación a diferentes factores de tipo socioeconómico, que el trabajador asienta en la llamada “Tarjeta de Información”. El Infonavit programa una asignación de recursos para el año correspondiente, que es distribuida equitativamente en todas las regiones del país; con esta asignación de recursos se procede a la campaña de distribución, determinando la necesidad de vivienda de cada individuo según sus ingresos, vivienda actual, personas que dependen de él, distancia a su trabajo, etc., por medio de un proceso de cómputo, hasta llegar a los grupos de ingreso, atendiendo a los de más bajo nivel de ingreso, según la propia ley establece. Ahora bien, partiendo de la asignación de recursos programada se calcula la cantidad de trabajadores que alcanza la posibilidad de un crédito con el Instituto, dentro de cuatro líneas establecidas: 1) adquisición de vivienda nueva; 2) créditos para construcción en terreno propiedad del trabajador; 3) créditos para ampliación o mejoramiento de la vivienda; 4) créditos para la liquidación de hipotecas contraídas con otras instituciones. El trabajador para entonces ya habrá manifestado la línea de crédito que desea ejercer y si resulta seleccionado, aparecerá su nombre en las listas que se publican en los diarios de mayor circulación de la localidad. Hecho esto se presentará al lugar que se le indique para proceder a hacer los trámites necesarios o para que se le entreguen las ministraciones para hacer las ampliaciones o reparaciones de su vivienda, o bien liquidar su pasivo. Es un sistema que tiene la virtud de ser limpio, de tener un gran sentido de la equidad y un gran sentido de la solidaridad –afirma Foncerrada.
Una vez otorgado el crédito, el trabajador comenzará a pagar durante el plazo que designe, el cual puede ser entre 15 y 20 años, pagando tan solo el 4% de interés anual sobre saldos insolutos.
Por otra parte, hay un sinnúmero de beneficios que obtiene el trabajador tales como el fondo de ahorro constituido por las aportaciones patronales, equivalentes al 5% del salario que les es pagado; en cuanto el trabajador obtenga un crédito del INFONAVIT, cuenta con un seguro de vida que amortiza el adeudo del mismo, en caso de fallecimiento.
Se trata pues de una idea con gran sentido humano y que está siendo llevada a la práctica con ahínco y entrega por parte de los integrantes del Instituto. La carrera es muy larga, es una carrera de fondo; por ahora se tienen 3 millones de trabajadores y entre los programas 73 y 74 se construirán alrededor de 85 mil casas. El simple cálculo indica que se requieren varias decenas de años para dotar de viviendas a los trabajadores hasta hoy registrados, pero la proporción en que crecerá este registro y la eficiencia con que se responderá a esta exigencia, es algo que Infonavit deberá afrontar con su organización joven, con el entusiasmo de sus directivos y con el sólido respaldo de sus recursos tecnológicos, como lo es el centro de cómputo, estimado por algunos como el más avanzado de América Latina.

Artículo publicado en la revista Management Today en español,
Mayo de 1974.

Alejandro Serralde es consultor en efectividad organizacional
y Presidente de W. J. Reddin Hispania − México, Colombia, España y Guatemala.

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