Por Hery Serzo
¿Quién fue William James Reddin?
Nacionalizado canadiense, nació en Inglaterra en 1930 donde realizó sus estudios básicos. Cursó el bachillerato y los estudios superiores en Estados Unidos y se graduó como psicólogo. Por medio de becas cursó varios posgrados en la Universidad de Harvard, en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) y en el Instituto Sloan, en los campos de Administración de Empresas, Economía y Sociología. La parte más fructífera de su juventud la dedicó a la enseñanza y a la investigación en la Universidad de New Brunswick de Canadá, desde donde impulsó su propia teoría y la puso a prueba en diferentes organizaciones de ese país, entre las que figura el Gobierno Estatal de Manitoba.
Desde sus inicios en el campo de la psicología, mostró una particular inclinación hacia la innovación, siempre guiado por el deseo de acercar las ciencias sociales al alcance y aplicación del hombre laboral.
Merecedor de la distinción como uno de los científicos sociales más destacados de la década de los 70, Reddin se ha levantado como uno de los teóricos más polémicos del comportamiento gerencial. Para la mayoría de los críticos, se trata de un autor ecléctico y para él mismo, se trata de un científico que busca explicar a través de un marco de referencia conceptual, con un enfoque holístico, lo que cada una de las teorías precedentes ha sido incapaz de explicar.
Reconocido como uno de los autores más vigentes en el campo de la corriente situacionista del comportamiento, Reddin ha rendido sus mejores frutos fuera de la nación que le dotara de la base académica, Estados Unidos, pues ahí se le considera como un transformador o adaptador de la teoría de Blake y Mouton sobre el Grid Gerencial.
A Reddin se debe la identificación de ocho tipos de comportamiento gerencial, conceptualizados a partir de la noción de que cualquier tipo de comportamiento no es ni bueno ni malo en sí mismo, sino que depende del momento y de las circunstancias en las que éste se dé. Por tanto, ha propuesto que se estudie al comportamiento no como una serie aislada de atributos que una persona reúne, sino como la resultante de estos atributos puestos en la escena de las situaciones vividas. Conforme con este enfoque, la agresividad no es necesariamente mala, sino que depende del momento, de la misma forma que la complacencia.
Influenciado principalmente por los estudios del comportamiento gerencial de la Universidad de Ohio, Reddin propone la existencia de cuatro tipos básicos de comportamiento, los cuales dependen del grado de orientación hacia las relaciones (OR) y del grado de orientación hacia la tarea (OT) con la que una persona dirija o ejerza su influencia sobre otras.
La orientación hacia las relaciones es definida como la capacidad de una persona para comprender las motivaciones de los demás, así como para desarrollar confianza mutua. La orientación hacia la tarea es definida como la capacidad de una persona para organizar, planificar y dirigir el esfuerzo de los demás, caracterizado por su inclinación hacia la evaluación del desempeño.
El estilo básico separado, que surge cuando una persona se comporta con una limitada orientación hacia las relaciones y hacia la tarea, imparte características de seriedad, formalidad cautela. Otorga mayor importancia a la mecánica de las cosas y con ello se favorece la racionalidad y la lógica. Quien se comporta con este estilo puede desempeñar funciones de control o bien ocupar cargos en los que lo importante sea mantener las estructuras organizativas.
Conforme con su tesis, Reddin dice que el estilo separado en sí mismo no es bueno o malo, sino que depende de lo apropiado que resulte para la situación que se enfrenta. Si resulta inapropiado, se desprende un comportamiento de menor efectividad, caracterizado por su bajo nivel de involucración, poca actividad, inclinación al abandono, el cual ha sido denominado estilo gerencial desertor. Si por el contrario, el comportamiento resulta congruente, se desdobla un comportamiento de mayor efectividad llamado burócrata. Tal estilo se caracteriza por su confiabilidad dada la estabilidad y predicibilidad.
Valora principios establecidos y hace respetarlos. Le mueve un sentimiento de justicia y equidad. El nombre burócrata fue inspirado en la definición dada por Max Weber, que establece la correcta adecuación de las funciones de la persona con la estructura del puesto, produciéndose una sincronización perfecta.
Reddin define al comportamiento caracterizado por una alta orientación a las relaciones y limitada orientación a la tarea, como el estilo básico relacionado. Este comportamiento muestra facetas de una elevada sensibilidad hacia las motivaciones del ser humano y por tanto, los gerentes que actúan con este estilo lo hacen guiados por la premisa de que para obtener resultados de otros es necesario manifestarles confianza. Siendo pues la confianza el elemento central del mecanismo de influencia del estilo básico relacionado, loa subordinados gozan de gran libertad para poner en práctica sus conocimientos y experiencia, con lo que deviene una oportunidad constante de crecimiento.
Cuando un enfoque relacionado aparece en un momento en el que no procede la confianza, se caerá en una actitud equivocada y por ende menos efectiva, a lo que se denomina estilo misionero. Es decir, se confía a otros algunos asuntos que no se deben confiar, o bien se encargan éstos a quienes no tienen la capacidad necesaria, persistiendo la confianza del superior de que todo será resuelto, pero esto nunca llega, insistiendo en dar la oportunidad y esperar. En el caso opuesto, cuando se delegan las cosas apropiadas a las personas indicadas, en el momento oportuno y se manifiesta la confianza y seguridad de que todo saldrá bien, entonces este comportamiento apropiado a la situación se denomina promotor. Bajo este estilo florece el talento de los subordinados.
Existe un estilo definido por una limitada orientación hacia las relaciones y una amplia orientación hacia la tarea. Tal es el estilo dedicado y recibe este nombre para dar la idea de que quien actúa así, está “dedicado” a la tarea, y se caracteriza por su inclinación natural hacia la planificación y organización de las tareas de los subordinados, así como por la actitud de dar órdenes continuamente, supervisar de cerca y evaluar la ejecución. Su sentido de inmediatez es notable.
Cuando se actúa en esta forma, no siendo necesario ni oportuno, quienes reciben esta influencia resienten una conducta agresiva, exigente, crítica, incómoda y a este comportamiento Reddin le llama el estilo autócrata. Quien actúa así quisiera que todo se termine inmediatamente y no tiene la más mínima consideración hacia los sentimientos ni hacia las limitaciones de los demás. Simplemente exige y demanda cumplimiento, llegando a forzar las cosas y teniendo que desarrollar un esfuerzo brutal para movilizar la iniciativa de los demás. Cuando en cambio, la situación lo amerita y se urge la terminación de los planes y se dan las directrices indicadas a los subordinados apropiados, en las tareas adecuadas, este comportamiento que es el dedicado aplicado con oportunidad, se denomina autócrata benévolo.
Finalmente, al estilo que reúne una alta orientación en ambos vectores de relación y de tarea, William James Reddin le llama estilo integrado. Recibe este nombre para crear la noción de la integración de las necesidades del individuo con las necesidades de la organización. Tal comportamiento lleva a la previsión de las metas futuras y los recursos necesarios, y basa su principio de influencia en la involucración de la gente con los planes, por medio de la participación.
Así, cuando se hace participar a quien no resulta apto, en una tarea que no demanda participación y en un momento en el que la motivación no favorece el resultado, surge un comportamiento ambiguo al que se llama estilo de transacción. Con este comportamiento el gerente típicamente está haciendo una transacción, admitiendo una participación en un asunto que es de la incumbencia de otros, bajo la ilusión de motivar a los subordinados, tomándolos en cuenta en la toma de decisiones. Pero esto no conduce al fin deseado, no se concretan las cosas y se posterga su terminación en aras de la participación.
En el caso opuesto, cuando hacen participar a otros ayuda a conseguir el resultado y como consecuencia de esto aumenta el grado de compromiso de la gente hacia la tarea, entonces este comportamiento, congruente con la situación, se llama estilo ejecutivo.
El sello característico de Reddin es la importancia que deposita en el acto de conseguir resultados, y es por ello que sin habérselo propuesto en su estudio inicial, terminó contribuyendo grandemente a la teoría de la administración por objetivos, con un enfoque conductual, razón por la que se le distingue como el autor que liga la APO con las ciencias del comportamiento. La noción de que de todo un comportamiento se desprende un resultado y que éste debe ser la responsabilidad primordial, da a la teoría 3D de Reddin un pragmatismo singular.
A su teoría, William James Reddin ha añadido una metodología de implementación que ha ayudado a las organizaciones a darle una mayor efectividad al desarrollo gerencial, una dimensión concreta al desarrollo organizacional y un pragmatismo a la administración por objetivos.
Artículo publicado en la revista Management Today en español
Sección “Clásicos de la Gerencia”, diciembre de 1986, pp 40 – 42.