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Reducir la baja efectividad de los colaboradores

Ha sido convicción del Dr. William Reddin y sus consultores empresariales que todo jefe es responsable de la efectividad de los subordinados. Conforme a esto, cuando se advierte un caso del subordinado poco efectivo, primero es necesario sospechar del jefe.

Las bases que es necesario revisar para asegurar la efectividad incluyen primeramente el análisis de los puestos para lograr claridad sobre las responsabilidades y la certeza de que se cuenta con los recursos suficientes. Se requiere contar con indicadores claros (KPI´s) para medir la efectividad y que existen las competencias y conocimientos necesarios para realizar el trabajo.

Cada subordinado requiere de un estilo de dirección específico dadas las diferencias individuales y las diferencias culturales. Así, por ejemplo, hay subordinados que se sienten cómodos con una supervisión distante, mientras que hay otros que requieren cercanía, estímulo y acompañamiento.

Casi puede decirse que es una necesidad universal organizar las tareas en puestos operativos, mientras que tratándose de trabajos repetitivos resulta mandatorio contar con procesos productivos documentados y debidamente estabilizados.

Cuando se trata de subordinados con mando, es decir con responsabilidades gerenciales, es muy necesario definir el alcance de las responsabilidades, expresadas a base de los resultados esperados, así como acotar la cuota de poder para la toma de decisiones.

El proceso para reforzar la efectividad requiere identificar la brecha persona-puesto para conmensurar los conocimientos requeridos, las habilidades técnicas y las habilidades gerenciales, con especial atención en las habilidades de influencia.

La experiencia de años ubica a la revisión del cumplimiento y la disciplina para seguir procedimientos, normas y políticas como un recurso fundamental. Siempre será de alto valor la revisión periódica para reconocer cíclicamente desviaciones y apuntar acciones correctivas.

Fomentar la disciplina de reportar resultados de manera sistemática, fijando un día específico de la semana y que se siga con atención, ayuda a que la persona vaya ganando consciencia de su propio nivel de desempeño.

Formación y entrenamiento constante de habilidades gerenciales, acompañados de conductas de comprensión y calidez para considerar sentimientos ayudan a contar con un crecimiento guiado.

Autor: Alejandro Serralde S.

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