Una serie de investigaciones reporta que la efectividad gerencial no está asociada a la personalidad de los individuos, tal como lo demuestran el Instituto Tavistock de Londres y la Universidad de Stanford en California.
Estos y otros estudios demuestran que la efectividad está ligada a la conducta y sus impactos.
Regularmente la conducta viene a ser una resultante que deriva de la interacción de la forma de ser de la persona con la circunstancia vivida. Cada situación es capaz de provocar respuestas distintas en las personas.
Reconocer este fenómeno nos abre la posibilidad de identificar mejor las estrategias de influencia y así, por ejemplo, a veces podemos conseguir un cambio de conducta si ejercemos una influencia en la situación, mientras que otras veces podemos conseguirlo haciendo una influencia en la persona directamente.
En el modelo de comportamiento de la Teoría 3D del Dr. William James Reddin hay cuatro conductas de baja efectividad que resultan complicadas por el desgaste que provocan:
- Desertor: conducta por medio de la que la persona insiste en tener la razón por encima de la realidad que vive, con lo cual resulta imposible sostener un diálogo para el buen entendimiento, pues la persona solo escucha su razón
- Misionero: conducta en virtud de la cual la persona se somete ante cualquier opinión para mantener la armonía, pasando por encima hasta de su propia razón
- Autócrata: conducta en la que lo único que cuenta es la razón de quien manda, independientemente de que esté en lo correcto o equivocada, pues le mueve demostrar su poder a cambio de sumisión total
- Transacción: Conducta que busca impulsar un acuerdo de las partes aún cuando esto es improcedente, como una vía para pacificar las diferencias. Lo importante no es la solución, sino la concordia. La persona se ajusta a la mediocridad y ve en ello un acto completamente normal.
La conducta Desertor abunda en las organizaciones que valoran la obediencia, con prácticas burocráticas que impulsan sanciones severas a quienes se desvían, con un exceso de control. Organizaciones con un conservadurismo extremo.
Ante un desertor es útil usar un enfoque de reconocimiento del mérito y capacidad, exaltando lo positivo, demostrando simpatía.
También ayuda fijar nuevos estándares, elaborando planes de acción detallados y buscando hacer a la persona experta en su tema.
La conducta tipo Misionero florece en ambientes dónde los objetivos y responsabilidades están centrados en la armonía, dónde hay laxitud en la rendición de cuentas y actitudes paternalistas y permisivas.
Al misionero se le puede mover formalizando objetivos, midiendo resultados con datos duros de manera periódica, fijando reglas del juego claras por escrito y documentación de evidencias para resaltar la realidad, como fijar objetivos de manera participativa y la evaluación periódica.
El tipo autócrata se desarrolla en donde los objetivos están enfocados al corto plazo, que demandan demasiado esfuerzo y ejercicio de autoridad y donde la estructura jerárquica es excesivamente vertical.
Un rasgo de estas organizaciones es que los subordinados son poco autónomos.
Esta conducta dedicada se mueve cuando se establecen reglas para el diálogo sin interrupciones y también impulsando criterios sobre lo correcto o incorrecto.
Ayuda también cambiar el horizonte temporal dando atención al futuro y buscando el diálogo de dos vías. Ejercicios de planeación participativa favorecen esto.
El tipo transacción crece en ambientes ambiguos o excesivamente cambiantes, donde falta claridad sobre los alcances de autoridad y responsabilidad y también cuando hay responsabilidades compartidas.
Se ve esta conducta en organizaciones donde hay demasiadas juntas y donde se tiene idealizado el trabajo en equipo.
De puede influir en la conducta de este tipo exigiendo planes concretos con fechas límite y estándares de logro bien definidos, poniendo énfasis en el aseguramiento del corto plazo pues esta conducta tiende a posponer los compromisos.
También ayuda reconocer méritos, exaltando lo positivo de su trabajo especialmente en logros de corto plazo.
Autor: Alejandro Serralde