No hay ninguna duda de que hay la responsabilidad de todos nosotros en el trabajo es lograr los objetivos smart esperados. A todos nosotros nos contrataron exactamente para lo mismo: nos contrataron para dar resultados.
Sin embargo, hoy día en las organizaciones muchas personas confunden las actividades que llevan a acabo con los resultados que deben lograr.
Con frecuencia podemos encontrar personas que están contentas consigo mismas por el gran conocimiento que han adquirido, la experiencia, su nivel de compromiso para con la empresa y el esfuerzo con el que trabajan, sin poner el énfasis necesario para evaluar si están logrando o no los resultados esperados, que finalmente es lo más importante.
En el Modelo Reddin se prioriza el logro de resultados, más que el nivel de conocimiento de la persona. Dentro de las organizaciones hay personas que saben mucho y tienen una gran experiencia, pero no logran resultados.
Para ayudar a crear una mentalidad de orientación a resultados, en el Modelo Reddin proponemos definir los puestos de la empresa en una sola página, a través de áreas de efectividad.
Una vez que se establecen las áreas de efectividad es necesario encontrar los indicadores o KPI asociados a cada área de efectividad que permitan identificar cuál es el resultado clave que se debe lograr.
De cada método de medición o indicador, se desprende un objetivo smart, cuya principal característica es que debe ser graficable. Los objetivos en el modelo Reddin permiten evaluar con toda claridad si el resultado se logró.
Las áreas de efectividad y los objetivos smart que se desprenden de ellas son la base para la elaboración del plan de efectividad.
