Search

Suscríbete y recibe todas nuestras actualizaciones

La flexibilidad ¿es siempre buena?

William J. Reddin

A lo largo de toda su carrera, a los gerentes se les pide ser efectivos en una enorme variedad de situaciones. Durante un período de su trayectoria profesional se encuentran dirigidos de cerca por un superior riguroso, centrado en la producción; durante otro período en cambio, pueden ser virtualmente independientes e inclusive trabajar solos. En ocasiones pueden encontrarse a sí mismos supervisando a 10 gerentes medios o junior y posteriormente a una pequeña unidad staff. A veces ostentan un gran poder, y en otras muy poco. ¿Qué clase de gerente tiene éxito en todas estas situaciones? ¿Debería ser flexible, elástico, rígido o qué?
En la mayor parte de los tratados sobre psicología y administración se sugiere que el gerente con alta flexibilidad probablemente será efectivo en cualquier situación, y que el gerente con poca flexibilidad es probable que sea menos efectivo. La sugerencia incorrecta es que la flexibilidad es generalmente buena; y la rigidez, generalmente mala. Yo creo que ninguna de ambas es siempre positiva o siempre perjudicial. Es bien posible que el gerente flexible confunda las cosas en un momento dado por estar muy dispuesto a cambiar su estilo; y algunas veces la situación requiere justamente de rigidez. La rigidez y la flexibilidad no son más o menos efectivas por sí mismas: su efectividad depende de la situación en que se utilizan.
Pienso que necesitamos una nueva palabra para hablar de modificaciones amplias o estrechas en el comportamiento, sin sugerir que una u otra es buena o mala. El término que parece útil es precisamente “mutabilidad de estilo”. Algunos gerentes son consistentes usando un estilo básico; tienen poca mutabilidad. Otros gerentes usan regularmente una variedad de estilos básicos, por lo cual poseen gran mutabilidad.
El gerente poco mutable se mueve dentro de un rango estrecho de comportamiento para responder ante una situación determinada. Por esta razón prefiere tener las cosas muy claras, manejar todo el poder o saber dónde está localizado e interesante en los controles. El gerente muy mutable, a su vez, tiene un amplio rango de comportamientos con que responder ante una situación. Por esta razón se encuentra más dispuesto a aceptar cambios, no se siente infeliz si las cosas están estructuradas de manera indefinida y en general no se le ve interesado en el poder o los controles.

Cuatro conceptos

Para seguir construyendo sobre esta línea de pensamiento, recordemos los cuatro conceptos básicos que describen el rango de comportamiento del estilo del gerente y si está siendo usado en forma apropiada:
Flexibilidad de estilo (muy mutable, adecuado)
Deriva de estilo (muy mutable, inadecuado)
Elasticidad de estilo (poco mutable, apropiado)
Rigidez de estilo (poco mutable, inapropiado)

La flexibilidad de estilo es una medida del alcance del gerente para modificar su estilo apropiadamente en una situación variante. Deriva de estilo, por otro lado, significa que el gerente cambia de estilo cuando tal variación no es adecuada, más para aliviar la presión que se ejerce sobre él que para incrementar la efectividad en la situación. La elasticidad de estilo sugiere el mantenimiento, bajo tensión, de un estilo básico apropiado y por ello más efectivo. Finalmente, la rigidez sugiere el mantenimiento de un estilo no adecuado y por ello menos efectivo.

Flexibilidad y deriva

Si un gerente muy mutable se encuentra en una situación donde su amplio rango de comportamiento es apropiado, será visto como poseedor de flexibilidad de estilo. Se le considerará orientado hacia la realidad, perceptivo, adaptable y de amplio criterio.

Muy a menudo descubren los gerentes la necesidad de poseer cierta mutabilidad, incluso en trabajos aparentemente invariables. Un administrador que supervisa a 10 hombres fácilmente podría darse cuenta de que dos de ellos trabajan mejor cuando se les deja solos, dos necesitan una dirección continua, tres necesitan ser motivados por los objetivos y otros tres requieren de un clima de apoyo. Así, en el espacio de un día, el gerente efectivo bien puede usar los cuatro estilos básicos mientras trata con un subordinado dependiente, una pareja agresiva de colaboradores, una secretaria cuyo trabajo se ha deteriorado y su superior, quien más bien está interesado en la meta inmediata. Obviamente, tratar de usar un único estilo básico en estas situaciones lo haría ser poco efectivo, por no decir totalmente inefectivo. Hasta donde la organización y la tecnología permiten un tratamiento individual, un gerente muy mutable y perceptivo podría satisfacer las demandas de todas estas situaciones y así alcanzar la máxima efectividad.

Muchos puestos exigen gran mutabilidad, porque requieren de un gerente que trate con varios tipos diferentes de personas o grupos, y en el futuro es probable que se exija aún más. En muchas empresas es ya común, especialmente para los gerentes jóvenes, enfrentar cambios periódicos de puesto con las consecuentes exigencias de gran mutabilidad. Además, un cambio en una organización puede conducir directamente a modificaciones departamentales y de trabajo, de tal manera que inclusive la situación cambie en puestos particulares. La tecnología en continuo desarrollo y las técnicas gerenciales por sí mismas, también producen cambios. Algunas veces son drásticos y algunas graduales. No importa la causa del cambio; el hecho es que su velocidad se incrementa día con día e impone mayores esfuerzos a los gerentes para aprender nuevos patrones de comportamiento y descartar los anteriores.
Siempre que se discute el tema de la mutabilidad, surge la siguiente pregunta: “¿Es la mutabilidad equivalente al cambio de roles? De ser así, se sugiere, significaría no ser uno mismo o de alguna manera “manipular”. El uso de la mutabilidad no es eso; más bien es la habilidad de adoptar un gran número de roles o de usar varios estilos, que es lo mismo; en otras palabras, usar todas las partes de uno mismo según sea adecuado.

Si un gerente cambia continuamente su estilo y usa la misma mutabilidad en una situación donde un amplio rango de comportamiento es inadecuado, será considerado como a la deriva. Se le verá como complaciente, impredecible y tal vez demasiado perceptivo.

Elasticidad y rigidez

Si un gerente poco mutable se encuentra en una situación en la que su estrecho rango de comportamiento es apropiado, se le considerará como elástico. Será visto como seguro de sí mismo, ordenado, estable y consistente. Sin embargo, la elasticidad de estilo no es tema popular entre algunos especialistas en ciencia gerencial. De cualquier modo es claro que debería ser señalada y le debería ser concedido un valor positivo.

A pesar de que por un lado existen evidencias conflictivas, algunos estudios parecen indicar que los subordinados se sienten más satisfechos con cualquier estilo en particular, con tal de saber de qué se trata; quedarán menos satisfechos cuando no perciban un estilo particular consistente. Predictibilidad, elasticidad y la satisfacción del subordinado, a menudo encuentra que sus intentos de “liberar las cosas” no tienen éxito tan rápidamente como hubiera esperado. Las expectativas de sus subordinados acerca de cómo se debiera comportar inhiben su gestión.

Muchas situaciones exigen cualidades asociadas con la elasticidad; y es que el gerente que quiere ser flexible en todo lo que emprende no siempre tiene éxito. La organización moderna es una institución social reciente y casi maravillosa; su crecimiento depende de cualidades muy diversas. Obviamente, hay que encontrar una mezcla apropiada de cualidades asociadas con la elasticidad y flexibilidad.

Un gerente con poca mutabilidad se puede encontrar en una situación en la que un rango más amplio de comportamiento es apropiado, entonces él será considerado como poseedor de rigidez. Se le verá como de poco criterio, intolerante y poco sociable y resistente a los cambios.

Escala de mutabilidad de estilo

La escala de mutabilidad de estilo proporciona una forma conveniente para hablar de la cantidad de mutabilidad que tiene un gerente

La mutabilidad de estilo se mueve en un rango cuyos parámetros son: mínimo de 0 y máximo de 4. Del lado izquierdo de la escala aparecen la elasticidad y la rigidez. Cada uno representa poca mutabilidad. En el lado derecho de la escala aparecen la flexibilidad y la deriva. Cada una representa gran mutabilidad.

Un gerente con muy poca mutabilidad se puede clasificar como “elástico” o “rígido”, dependiendo de si su comportamiento poco flexible es adecuado o no a la situación. De la misma forma, un gerente con mucha mutabilidad se clasificaría como “flexible” o “a la deriva”, dependiendo de si su comportamiento muy flexible es adecuado o no a la situación.

Algunos dirán que he enturbiado el agua, antes sólo teníamos cuatro conceptos bien definidos: por un lado flexibilidad y deriva, por el otro elasticidad y rigidez. Ahora tenemos uno más: la mutabilidad. Pienso que este concepto adicional ayuda más que confundir a los gerentes. La fórmula a seguir es simple: no es lo mucho que varíe su estilo, sino simplemente qué tan efectivo es.

Artículo publicado en la revista
Management Today en español, marzo de 1980; pp. 21-23.

Categorías

Categorías

Post recientes

¡Regístrate!

y obtén noticias y actualizaciones

Desde ahora podrás estar informado sobre los temas más relevantes del sector, así como tendencias y novedades que puedes aplicar en tu empresa.

Quizá te interese...