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ToggleAlejandro Serralde S.*
Ciertamente el manejo de las empresas obedece a una serie de principios que el tiempo ha probado como los más confiables; pero a la vez existen una serie de acciones no prescritas en teoría alguna o norma de gestión y que obedecen a reacciones habilidosas de los dirigentes, dictadas por su percepción del momento y el criterio que los hace ser justamente personas que se distinguen por la facultad de poder encontrar caminos a través de los horizontes más cerrados.
Sin embargo, hoy en día la complejidad se multiplica a velocidades de asombro, particularmente en nuestro país, ante condiciones de inflación acelerada e incontrolada, sistema monetario débil, mercados contraídos, inquietud empresarial y expectación intranquila de la sociedad. Pero las empresas deben continuar a pesar de las circunstancias y su único y verdadero apoyo es la determinación y la sabiduría de sus dirigentes.
El año 1983 es clave, un año determinante en el presente y futuro de muchas empresas que dependerá de las decisiones y acciones tomadas. Resulta pues, por demás interesante, acercarse al criterio de destacados dirigentes para saber cuáles son sus particulares puntos de vista sobre las acciones estratégicas a emprender en las diferentes áreas empresariales.
Producción industrial
De los problemas del entorno el más agudo y devastador es el económico, ya que de él depende la sobrevivencia de individuos y de grupos de individuos organizados, de allí que dentro de las estrategias a seguir en el área de producción industrial, se encuentra la de conservar la fuente de trabajo por medio de una amplia comunicación entre trabajador y empresa, debidamente programada para poder ir valorando la crisis y los diferentes problemas que se presenten como diversificación de los problemas originales. Una reacción primaria del ser humano en momentos de crisis es la de defender en forma individualista su situación, independientemente de la situación de los demás. En el momento presente, en 1983, el reto consiste en defender los propios intereses ayudando a los demás. La piedra angular de toda economía es (o debiera ser) el trabajo, de ahí que todo esfuerzo dedicado a defender las fuentes de trabajo sea un compromiso importante del sector industrial considerado éste como el conjunto de empleador-empleado.
Las mentalidades orientadas a defender el beneficio de hoy sólo pueden traer por consecuencia poner en riesgo el beneficio de mañana. Es pues de capital importancia, tomar conciencia a la hora de defender posiciones, de que lo más importante en el momento presente es la sobrevivencia de hoy mismo que sólo pueda ganarse con sacrificio o con una conducta abierta a soluciones nunca antes vistas. Pero el trabajo no sólo se defiende en las negociaciones de “contrato”, sino que todos los días se le puede fortalecer a través de un claro énfasis en la productividad.
El ingeniero Guillermo Schoening, Gerente de Manufactura de importante empresa en México, recomienda los siguientes pasos como vía de acceso al éxito en 1983:
- Establecer planes para incrementar la productividad.
- Desarrollar programas detallados de reducción de costos por departamento, estableciendo objetivos específicos para su reducción sin afectar los niveles de producción.
- Optimizar el capital invertido produciendo de acuerdo con la demanda existente, lo que significa que las empresas deberán ser más flexibles en cuanto a producción se refiere.
- Establecer un programa de control de inventarios, con el propósito de reducir el capital de trabajo.
- Diversificación de la producción explorando variaciones sobre los productos base que permitan reducciones de costo sin alterar sustancialmente al mismo producto base.
Hay quienes opinan que el país necesitaba la sacudida que acaba de ocurrir para tomar conciencia de la importancia de la productividad, ya que si ésta hubiera existido no se hubieran presentado problemas de tal magnitud. Es verdad, sólo las crisis nos llevan a cuestionar nuestro tamaño y a reconocerlo, por doloroso que parezca. La batalla de hoy y de siempre debe ser dirigida a combatir a los enemigos de la productividad:
- Irresponsabilidad
- Exceso de confianza
- Dirección pobre
- Falta de conocimientos y habilidades
- Tiempos fáciles
- Valores distorsionados
- Complacencia
- Baja calidad
- Despilfarro
- Falta de planeación
El trabajo es visto en el mundo subdesarrollado como un castigo divino, o como una pena que hay que padecer para poder vivir, contestando con la visión que de él tienen en otras partes, considerándolo como un privilegio que permite los medios para vivir mejor. En los centros de trabajo debe hacerse la conversión de mentalidades enseñando y demostrando que la mejor “moneda” que podemos tener es la productividad. En caso contrario, los resultados están a la vista; cierre de fuentes de trabajo; empresas en crisis; escasez; inflación; devaluaciones.
Ante esto el Ing. Schoening sugiere que en 1983 los principales obstáculos para la industria serán la escasez de materiales, equipo y materias primas; incremento de costos de operación y financiamiento; restricciones a la importación de equipo y materias primas, establecidos tanto a través de la legislación como por la lentitud de los trámites en las dependencias oficiales. Esto ciertamente que afectará a la producción directamente y repercutirá en la economía.
Sin embargo el esfuerzo debe continuar para encontrar alternativas; ya que no se conoce todavía un problema sin solución. Las empresas flexibles sabrán hallar multiplicidad de soluciones a partir de los mismos recursos; pero si hay una solución que no debe escapar a la mente de nadie, dice el Ing. Schoening, es la producción de artículos que puedan competir en costos y calidad en los mercados internacionales para atraer divisas a través de la exportación. Por alguna razón, todavía no comprendida por muchos, la mentalidad de la empresa mexicana está orientada hacia el mercado doméstico. La crisis nos está forzando a abrir los ojos para ver más allá de las fronteras, si se quiere obtener a la postre un futuro más estable. Poner la mira en el mercado exterior es otra estrategia importante.
Pero también hay aspectos positivos en el 83, cual corresponde a cualquier situación que por difícil que sea normalmente presente una salida, una vía de escape. La prueba de supervivencia que se está experimentando es muy severa. Ha sido necesario apoyarse en todos los recursos, hasta el límite de su existencia y si se soporta se sabe que se habrá desarrollado una nueva fortaleza. Esto, después de todo, no es un fenómeno desconocido para nosotros: es el ejercicio de la evolución. “Sólo los seres más aptos sobreviven” clamaba Darwin, y el tiempo nos ha venido demostrando que esta ley no sólo opera en la selva, también es vigente en medio de la civilización.
Conforme con esto, el Ing. Schoening considera que los principales beneficios que traería a la empresa el buen manejo de la producción industrial en 1983 son: la fortaleza adquirida al sortear la crisis; fuentes de trabajo consolidadas, depuradas y optimizadas; nuevo producto que haya sido necesario producir para suplir la carencia de importaciones; objetividad acerca de la situación, habiendo dejado atrás el optimismo. El principal beneficio será, sin lugar a dudas, una incrementada comunicación entre empresarios, trabajadores y gobierno.
Administración de recursos humanos
Un recurso estratégico por mucho tiempo olvidado en las empresas es el recurso humano. No puede haber organizaciones sin él. El hombre crea las organizaciones y las hace vivir en su beneficio. Contar con los recursos humanos apropiados en la organización y con las organizaciones apropiadas para los seres humanos, es la tarea más importante. En la era de los energéticos, nuestro país es también rico en energía humana, teniendo lamentablemente muchos excedentes o energía mal utilizada y canalizada.
El administrador de recursos humanos comienza a ser visto como un directivo de tanta importancia como los tradicionales hombres de línea en las áreas de producción y ventas. George Odiorne considera que la década de los 80 será la década de los recursos humanos. En el año siguiente según la opinión del Lic. Xavier Rodríguez Y. (Director de Recursos Humanos del Grupo Roussel, S.A.) la mejor política a seguir en lo que se refiere a la administración de recursos humanos es: Mayor compromiso de la alta gerencia hacia los resultados vitales de la organización; mayor profesionalismo en los enfoques filosóficos y pragmáticos; énfasis en la productividad.
El manejo de las empresas ha crecido en complejidad y las habilidades necesarias son cada vez más específicas. Los profesionales a cargo de este manejo comienzan a constituir una nueva fuerza social: el poder gerencial, pues en ellos descansa la responsabilidad de guiar a las organizaciones, unidades clave de la economía. Y a la vez resultan responsables del presente y futuro de quienes laboran en las organizaciones. La conciencia social, dentro de la más estricta ética, es el factor por antonomasia en el conjunto de atributos de un buen dirigente. Su compromiso ya no debe ser solamente con sus obligaciones directas, sino que debe ir más allá, debe apuntar a los resultados de la economía nacional y del bienestar social. Sin una mentalidad de productividad esto no es posible, sin una orientación a la calidad todo carece de sentido.
Es por ello que la labor de toda empresa debe centrarse en la mejor producción, el mejor servicio, con los recursos humanos más apropiados. Sólo esto estimula la competencia que a su vez cataliza el desarrollo. Para el Lic. Rodríguez las estrategias a seguir en 1983 en materia de recursos humanos son:
- Poner la ciencia al servicio de la educación del trabajo al hombre, y viceversa.
- Evaluación sistemática que corresponda a una filosofía de productividad y efectividad.
- Programas de capacitación y desarrollo concebidos como una inversión de capital para estimular la productividad y el progreso individual.
- Sueldos realistas y adecuados a las dificultades que atraviesa la economía del país.
- Mayor compromiso de la alta gerencia con el hombre dentro de la empresa y con la productividad.
Hoy como nunca todas las especialidades de la dirección están comprometidas en la solución del presente y es quizá la primera vez que las empresas tienen que descansar mucho en sus especialistas de recursos humanos para una mejor planeación, para el manejo de conflictos laborales, para la difusión del conocimiento y esta será una dura prueba para las empresas, ya que los principales obstáculos que se pronostican a las organizaciones son:
- Bajo nivel de conocimientos de los responsables de R.H.
- Poca importancia concedida a la administración de R.H. por parte de la Alta Gerencia.
- Sistemas de administración de R.H. inadecuados, obsoletos e inflexibles ante situaciones de crisis.
Uno de los efectos provocados por las carencias apuntadas es el que poca gente que trabaja tiene conciencia de su responsabilidad en los resultados de la organización. La mayoría sabe bien (o casi) la naturaleza de sus acciones, rutinas, procedimientos, más bien pocos son los que conocen los efectos de su trabajo o el fin último de desempeño, de ahí que la mejor contribución del área de Recursos Humanos sea la de mejorar la capacidad humana instalada, haciéndola más efectiva y orientada a resultados.
Una buena gestión se aprecia por sus beneficios, de tal suerte que muy poca importancia tiene el cómo se realice, sino a qué fines lleva. El buen manejo de la administración de R.H. traerá como beneficio, según el Lic. Rodríguez, una planta gerencial y humana optimizada y una mayor rapidez de respuesta de la organización.
La calidad de los recursos humanos tiene su origen en el nivel de calidad de los recursos gerenciales, ya que estos últimos son los que norman y deciden las contrataciones y no solamente contando con el mejor especialista de recursos humanos se tiene garantizada la calidad del personal. Se requiere de una valoración y adecuación de la capacidad gerencial a la realidad presente y futura de la organización y sólo a partir de ahí se puede construir un equipo humano confiable, responsable, versátil y flexible.
En condiciones normales, después de una crisis sólo quedarán dentro de la organización las personas más difíciles de sustituir y con ellas los únicos sistemas que probaron ser útiles; es por ello que piensa el Lic. Rodríguez que las ventajas producto del difícil año 1983 serán que las empresas puedan valorar la importancia del potencial humano que poseen; que adapten sus sistemas a la situación; y que fijen altas normas de superación personal y grupal.
Como resultado de ellos –continúa el Lic. Rodríguez–, las empresas habrán aprendido a dejar de improvisar en la Administración de los Recursos Humanos y a considerarla como una trama vital, en vez de verla como una necesidad no productiva. Igualmente habrán conseguido establecer la congruencia entre las necesidades de la empresa, su filosofía y la naturaleza de la Administración de Recursos Humanos, como también habrán podido reconocer que la productividad lejos de ser una meta, es una condición que comienza en la capacidad de la alta gerencia.
Finanzas
Toda crisis tiene múltiples facetas e implicaciones, pero se manifiestan primero en algún punto en particular y en este caso es el área de Finanzas, donde comenzaron a sentirse los efectos desde hace más de 12 meses y sin embargo las medidas usadas eran válidas una y otra vez porque la configuración general del sistema económico era la misma, en deterioro, es cierto, pero la misma. A raíz de las devaluaciones sucesivas y la estatización de la banca, acompañada de un intento de control de cambios, la configuración del sistema económico cambió radicalmente, la realidad es otra y los efectos de las acciones tradicionales son diferentes.
Max Buchheister, Director de Finanzas de Sperry Rand Mexicana, S.A. de C.V, División Univac, considera que la política a seguir en las empresas consiste en la adaptación a la nueva realidad del mercado mexicano.
La virtud de la dirección está en su capacidad de comprender el entorno en su real magnitud para actuar en función a él y tratándose de las finanzas, el sector más convulso e indeterminado hoy, lo único que cuenta es que el mercado de dinero es diferente y no sólo aquí, sino en cualquier parte. No se puede precisar dónde se inicia la cadena económica dentro de una empresa, pero lo que sí se sabe es que el recurso monetario se deteriora con mayor rapidez; recordando a Peter F. Drucker, “las utilidades como tales no existen, son sólo costos incrementados que tendrán que pagarse en el futuro”.
Es obvio que durante 1983 los objetivos de utilidades en las empresas habrían de hacerse a un lado para dar entrada a objetivos de supervivencia. De acuerdo con esto la estrategia financiera se vuelve más crítica ya que con el escaso recurso que hay que vivir hoy, hay que asegurar la vida para mañana; por eso el Sr. Buchheister recomienda para 1983 las siguientes acciones clave.
- Revisar las políticas de centración y créditos.
- Buscar mejor planeación y mejor productividad de las aplicaciones financieras.
- Buscar fuentes alternativas de financiamiento para activos.
- Ejercer operaciones tipo “joint-venture” o asociaciones con oros capitales nacionales para el fortalecimiento de la posición.
Todo esto como una contra-ofensiva para vencer los obstáculos de: Muy alta inflación; indisponibilidad de recursos externos y derivados de empresas importadoras; incertidumbre del mercado.
Para las empresas que dependen de importaciones, la disponibilidad de divisas es capital, es tanto como su materia prima más importante y la situación presente las ha puesto en jaque y no se avizoran por el momento posibilidades de solución a corto plazo, excepto según operan con créditos “forzados” mientras se tienen dólares para pagar. Por otro lado las alternativas de inversión se han estrechado y lo que se obtiene como lo que tiene que aceptarse a fortiori que el dinero, aún invertido tenga que perder valor. No se diga ya de los términos comerciales en donde los plazos han desaparecido casi, porque las carteras son insostenibles. La mejor manera de contribuir al fortalecimiento de la economía empresarial, dice Buchheister, consistirá en:
Mantener precios a niveles razonables.
Adoptar políticas proteccionistas a su base de clientes para que no parezca el mercado instalado.
Depurar la base de clientes para reducir las presiones económicas. Si esto es manejado con efectividad y oportunidad, podrá esperarse una mayor y más rápida recuperación de la crisis actual.
Ha llegado el momento de compartir los riesgos de una crisis para que no desaparezcan los mercados de las empresas, de conceder condiciones a cambio de la liquidez, a cambio de la operación, aun cuando contraída, constante, para sortear vientos encontrados que no han de durar siempre. El momento de la recuperación vendrá con fuerza y traerá grandes beneficios a quienes inteligentemente supieron resistir y confiar.
A muy corto plazo, la difícil situación ofrecerá como principal ventaja, mayor disponibilidad de recursos en moneda nacional, que podrían ser captados en condiciones convenientes. La cordura será el atributo principal en el ejercicio del gasto, cuidando de invertir en proyectos de alta rentabilidad y no invertir en proyectos no esenciales.
También sugiere el Sr. Buchheister agotar la creatividad para aumentar el retorno sobre la inversión y buscar una mezcla de capitales que no deje a la empresa dependientes de una sola fuente de recursos. 1983 será sin duda el “año por la productividad” y la dirección de empresas deberá ser congruente con ello. Los estilos de dirección suaves o idealistas definitivamente no serán los más apropiados.
Artículo publicado en la revista Management Today en español,
Noviembre de 1982; pp. 4-6, 9-10.
* Alejandro Serralde S. es consultor en efectividad organizacional,
Presidente de la firma Reddin Consultants.